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Blockchain y su impacto legal

Actualizado: 17 jun 2022

Del 2008 a la fecha las cadenas de bloque han crecido de maneras inesperadas aumentando las posibilidades de los usuarios y retando su creatividad en miles de formas de aplicación.


La más común sin duda son las famosas criptomonedas, sin embargo, el uso de las cadenas de bloques no se limita al dinero digital. Para comprender sus alcances en materia jurídica es necesario realizar un repaso.


Las cadenas de bloques se tratan de registros de información abiertos que permiten realizar anotaciones y dar un seguimiento puntual de transacciones, con la gran ventaja de que son inalterables dichas anotaciones derivado de que la cadena no se encuentra centralizada por un organismo, sino que está en múltiples dispositivos en donde se van verificando todas las transacciones.



El uso natural son las criptomonedas, imaginémonos la cadena de bloques como un enorme libro de contabilidad en donde un grupo de personas pueden ver todas las operaciones que se realizan y tener un seguimiento puntual de las transacciones.


Sin embargo, este uso es apenas la punta del iceberg, al ser una tecnología transparente e inalterable que garantiza la integridad del registro, provoca una seguridad jurídica que se puede aplicar en diversas herramientas.


Dentro del área de Propiedad Intelectual e Industrial, sin duda, este tipo de tecnología a abierto un mundo de posibilidades para artistas e inventores, al tener un seguimiento puntual de sus obras o invenciones, lo cual facilita el cobro de regalías y la identificación de un uso no autorizado de sus creaciones.


Pero no se limita solo a la trazabilidad de las transacciones, la creación del legendario Satoshi Nakamoto, tiene un sinfín de aplicaciones, como lo son los contratos inteligentes o las pruebas de paternidad de derechos de propiedad industrial.



Imaginen poder registrar su obra o una marca dentro de la cadena en donde a los ojos públicos se les reconozca como autor o como titular de una marca. Con este tipo de registros inteligentes, podría darse una constancia de la fecha y hora exacta en que se inscribió el derecho, pero también la primera vez que se utilizó comercialmente, se puede llevar un registro de las licencias que se han otorgado o de las cesiones de derechos que se puedan realizar.


Este tipo de uso facilitaría mucho la carga de la prueba en materia de propiedad intelectual, al reconocerse que los registros dentro de la cadena de bloques son inalterables, por lo que fácilmente un juez podría verificar los movimientos que ha tenido un registro y dictar una sentencia más justa.



También este tipo de registros podrían ayudar a comprobar el uso real y efectivo de las marcas en las jurisdicciones que lo requieran (por ejemplo: México), derivado que con el registro se obtendrían pruebas fidedignas de todas las transacciones en las que una marca ha sido utilizada.


Otro uso jurídico interesante, como lo hemos mencionado, son los contratos inteligentes, en donde algunas cadenas de bloques pueden albergar, ejecutar y supervisar códigos contractuales. Para ejemplificar este uso imagina que existe una empresa con una garantía de entrega en 30 minutos o tu pizza es gratis, teniendo un contrato inteligente, en el momento en que se cumpla la hipótesis y tu pizza llegue un minuto tarde, en ese momento se te reembolsaría tu dinero integro sin hacer preguntas.


El uso de las cadenas de bloques es interminable, semejante a los inicios del Internet en donde no sabíamos sus alcances, en estos 14 años apenas estamos comenzando a descubrir las maravillas que se pueden hacer con esta tecnología, por lo que más que nunca los empresarios no pueden estar peleados con el futuro.

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